Todo el mundo atraviesa períodos de tristeza, de soledad o de infelicidad. Los acontecimientos cotidianos, y nuestras reacciones ante ellos, afectan a veces a nuestra paz interior. AsÍ es la vida. Pero cuando estos sentimientos duran semanas o incluso meses, impidiendo que volvamos a adoptar una visión sana de la realidad, es posible que nos hallemos ante una depresión. El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta el organismo (cerebro), el ánimo, y la manera de pensar. Afecta la forma en que una persona come y duerme. Afecta cómo uno se valora a sí mismo (autoestima) y la forma en que uno piensa. Un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza. No indica debilidad personal. No es una condición de la cual uno puede liberarse a voluntad. El depresivo está enfermo de su voluntad, y desgraciadamente los familiares y amigos, para estimularlos le piden “¡Tené Voluntad!”, lo que tortura al paciente depresivo pues la enfermedad se caracteriza por ausencia de la misma (no pueden, no es que no quieran). Se les recomienda que salgan de vacaciones, sin saber que el depresivo llevará su depresión en la maleta.
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Los síntomas de un episodio depresivo mayor suelen desarrollarse a lo largo de días o semanas. Antes de que comience puede haber un período prodrómico con síntomas ansiosos y síntomas depresivos leves, que puede durar semanas o meses. La duración de un episodio depresivo mayor también es variable. Lo habitual es que un episodio no tratado dure 6 meses o más, independientemente de la edad de inicio.
Tipos de depresión
Los pacientes conocen a alguien que tiene depresión y piensan que tienen los mismos síntomas. Sin embargo, los síntomas de depresión varían mucho de una persona a otra.Varían tanto que dos personas deprimidas pueden tener muy poco en común, mas allá del estado de ánimo deprimido.Hay una buena razón para sentirse así, como por ejemplo luego de la muerte de un ser querido, la perdida de un trabajo, o una pelea con un amigo. Estos síntomas son lógicos bajo esas circunstancias. Sin embargo, si los síntomas están interfiriendo con su vida diaria o siente que no puede deshacerse de ellos, entonces busque ayuda. Aunque es común que la depresión comience luego de un acontecimiento estresante, a veces ocurre nomás porque si, sin causa aparente. Si usted reconoce los síntomas mencionados arriba, entonces se trata de depresión, no importa como empezó o que lo causo.
Depresión Ansiosa o inhibida en relación al nivel de actividad o conjunto de síntomas predominantes.
La depresión inhibida: donde el cuadro está dominado por un repliegue general del Yo, el paciente está recluido, adinámico, quieto, sentado o acostado largas horas, indiferente a lo que lo rodea, lo cual no significa que haya carencia o disminución de la atención, sino que está totalmente dirigida hacia sí mismo, hacia su temática depresiva, hacia su sufrimiento y a las meditaciones de su ominoso destino, con la rumiación constante de su autorreproche y culpa. Todo lo que le aparta de su profunda introspección (palabras, incitaciones a distraerse, miedos) le molestan, si bien reclaman compañía, como una necesidad intuída a su autoperceptible minusvalía. En ocasiones, hay una constante letanía, con palabra apagada impregnada de angustia y tristeza, pero siempre dentro de la inhibición general de la personalidad.Hay un profundo desinterés hacia lo que no sea su temática constante; el apetito es muy reducido, la preocupación por apariencia es escasa, la consideración a los problemas de la familia muy pobres, o si no, incorporados a su verbigeración mental como otro factor agravante. Todo en él señala el agotamiento energético del Yo.
La depresión ansiosa: donde la inquietud hasta el límite a veces de la agitación, constituye la sintomatología típica.
En este caso, el deprimido no puede estar quieto; hay en él una hiperdinamia, una hiperquinesis constante. Se levanta, camina por la habitación, mueve el cuerpo, se mesa los cabellos, retuerce las manos.
Pide a Dios y a los hombres, un alivio a su padecimiento, con palabras monótonas, en ocasiones entrecortada por suspiros o sollozos. Por lo demás, el pensamiento profundamente pesimista, como en el cuadro inhibido, es la temática constante.
La depresión ansiosa: donde la inquietud hasta el límite a veces de la agitación, constituye la sintomatología típica.
En este caso, el deprimido no puede estar quieto; hay en él una hiperdinamia, una hiperquinesis constante. Se levanta, camina por la habitación, mueve el cuerpo, se mesa los cabellos, retuerce las manos.
Pide a Dios y a los hombres, un alivio a su padecimiento, con palabras monótonas, en ocasiones entrecortada por suspiros o sollozos. Por lo demás, el pensamiento profundamente pesimista, como en el cuadro inhibido, es la temática constante.
Los síntomas de ansiedad son comunes en pacientes con depresión mayor, y los síntomas depresivos resultan frecuentes en los sujetos con trastornos de ansiedad .
- Cuando un paciente presenta síntomas de ansiedad y depresión, debe hacerse todo lo posible para establecer el diagnóstico primario.
- Dado el potencial significativo de superposición con otros trastornos, el trastorno de ansiedad generalizada y el de angustia no deben diagnosticarse durante un episodio depresivo.
- Los indicios para distinguir entre trastorno de ansiedad y depresión primaria incluyen humor predominante, edad de comienzo, patrones de sueño, signos psicomotores, historia familiar, uso de sustancias, respuesta al ejercicio y efectos psicosociales.
- La depresión secundaria puede deberse a incapacidad progresiva asociada con un trastorno de ansiedad primario.
- En el paciente con ansiedad o depresión, el tratamiento debe iniciarse para el diagnóstico “que mejor se adapte” y dirigirse a los síntomas más prominentes.
- Cuando no está claro el diagnóstico primario, un antidepresivo triciclico es muchas veces el fármaco de primera elección.
- En último termino, la precisión diagnóstica es el mejor fundamento para el tratamiento eficaz y el control a largo plazo de los trastornos de ansiedad y depresivos.
Características comunes de ansiedad y la depresión .
- Trastornos del sueño.
- Cambios de apetito.
- Molestias específicas cardio pulmonares o gastrointestinales.
- Dificultad para concentrarse.
- Irritabilidad.
- Fatiga, falta de energía.
Si la depresión y la ansiedad o (angustia) son enfermedades como cualquier otra, es importante buscar ayuda profesional a tiempo.
Ya es hora de acabar con ese estigma de que la persona que va al psiquiatra es loca, más loca es aquella que no se preocupa por su salud mental, para lograr una mejor calidad de vida y convivencia social.
Bajo el maximo dominio cognitivo es la peor de las enfermedades mentales conscientes...........
ResponderEliminarcon tratamiento se logra mejoria
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