El Medio Oriente está prácticamente perdido. El África es fruta madura para cualquier aventura y el Este más lejano, que ejerce cada día mayor influjo en nuestra perspectiva histórica, está en manos de China.
Es probable que el señor Obama sea una buena persona. Lo que no quiere decir que sea un buen Presidente. Y seguro, es definitivamente torpe en el conocimiento del mundo, que le parece tan ajeno, y claramente errático y lento cuando debe actuar como líder de la que creíamos la única potencia en este mundo que las fue destrozando todas.
Lo peor que nos pudo pasar fue que a Obama le dieran el Premio Nobel de Paz, antes de hacer nada por la paz, en ninguna parte. Porque se lo tomó en serio, creyendo que hacer la paz consistía apenas en no hacer la guerra. Con ese pensar tan simple sacó sus tropas de Irak. Y se sintió un prócer. La izquierda aplaudió frenética y no hubo quién no expresara admiración por político tan audaz y eficiente.
A Obama nadie le explicó que en política internacional sucede lo que en la naturaleza, y ello es que también le tiene terror al vacío. Y que lo que alguien abandona, otro se lo toma. Pues precisamente eso pasó con Irak, tierra de nadie, amenazada por ISIS y cercada por Irán y por Siria.
Obama no actuó en Siria. Ordenó que lanzaran unas toneladas de armamentos y municiones que nadie sabe, a ciencia cierta, dónde fueron a parar. Y lo cierto es que Bashar alAssad sigue manejando ese país, que la oposición amiga, o supuestamente amiga de los Estados Unidos está contra la pared, porque en auxilio del tirano llegó Irán, con tropas de tierra, y Rusia con bombardeos y misiles. Siria se perdió.
Y se perdió hace rato Irán, que ha recibido un como certificado de buena conducta de Obama, pero Rusia, mucho más que eso, le está dando adiestramiento militar y armas y quién sabe si tecnología nuclear. Con aquel certificado de buena conducta Irán está liberando sus cuentas congeladas y anda casi listo para salir de nuevo al mercado del petróleo. Cuando ello ocurra, será en la región una potencia en extremo peligrosa.
Como balance a ese eje que conformarán Irán, Siria e Irak, con el frontal y descarado apoyo de Rusia, no quedan sino Israel y Arabia Saudita. ¿Qué pasa con esos países?
Pues que Israel es cada vez menos amistoso con Estados Unidos, porque ha permitido el armamentismo de su gran enemigo, Irán, y porque no hace nada eficaz para cerrarle el paso a la bomba atómica que se prepara para tirársela encima.
Arabia Saudita está comprometida en una guerra muy extraña en Yemen, que es la llave de la puerta de salida del petróleo. ¿Y saben quiénes apoyan la subversión de Yemen? Acertaron: Irán y Rusia.
Mientras tanto, Israel esta ocupadísimo defendiéndose de una nueva Intifada palestina, con el apoyo obvio de todos los extremismos islámicos.
En suma, que Putin está haciendo lo que no pudo Brezshnev. Tomándose el Medio Oriente y apuntando al África. Y como si fuera poco, poniendo a Europa en jaque desde Crimea. Y Obama zurce calcetines.
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