La tragedia de Nicolás Maduro es que dilapidó en dos años la herencia política de su mentor y con la absurda y canalla sentencia condenatoria de Leopoldo López y la escalada represiva contra sectores de la oposición, se ha ganado el repudio mayoritario de la comunidad internacional, aun cuando algunos alcahuetes se hacen los locos por razones absolutamente crematísticas.( Mileto es el arte de hacerse rico, de adquirir riquezas)Las acciones en la frontera colombiana y el tratamiento dado al reclamo sobre el Esequibo, tampoco le han dado los resultados esperados. El embajador de Brasil en Guyana, declaró su respaldo a la posición del gobierno de ese país, dándole así la espalda a Venezuela. Conociendo la profesionalidad de Itamaraty, nadie puede pensar que dicho embajador actuó por cuenta propia. Sin embargo, llama poderosamente la atención el estruendoso silencio de Maduro. ¿Qué razones privaron para que no diera una respuesta contundente?
A lo interno, la crisis se profundiza a tal punto que, ni un “ milagro”, podría salvar al oficialismo de perder las parlamentarias de diciembre. El rechazo popular es cada vez mayor, la diferencia gobierno-MUD es superior a 20 puntos, con tendencia a crecer. Así no hay fraude que valga. Amén de que la aberración jurídica contra Leopoldo López ha servido para darle a la oposición el envión emocional que faltaba. Tal parece que el viento a favor, se está convirtiendo en una gélida brisa que recorre los más intrincados meandros de las mentes de quienes están al frente del Estado. De la revolución bolivariana lo que queda es la caparazón. En un momento entusiasmó a muchos venezolanos que creyeron en ese espejismo llamado socialismo del Siglo XXI.
De la economía, ni hablar, seria llover sobre mojado. El fracaso es de pronóstico reservado, sin posibilidades reales de recuperación y, mucho menos, con los precios petroleros que presagian más miseria, escasez y hambruna. Hasta la arepa se ha puesto cuadrada.Vistas las cosas así, Maduro ha emprendido un artificial y peligroso conflicto fronterizo con Colombia, tratando de culpar a la frontera – siempre muy vigilada por los militares criollos, principalmente por la Guardia Nacional Bolivariana- de todas las penurias económicas que sufrimos a diario los venezolanos excluidos de los beneficios gubernamentales; o sea, 99,99% de la población.
En resumen, Maduro está derrotado en el frente económico (perdió la guerra), en el electoral (tiene el rechazo mayoritario de la gente cansada de que no se le resuelvan sus problemas ), en el internacional (cada día menos apoyos de aquellos que otrora lo respaldaban incondicionalmente); y, por último, en el represivo que tantas antipatías le ha granjeado y ha servido para desacreditarlo a la vista de venezolanos y extranjeros. ¿Seguirá Maduro en esta vesánica espiral que, se sabe cuándo comienza, pero nunca como termina? No le arriendo la ganancia. El 6-D, será la oportunidad para cobrar todas la inconsecuencias y agravios. Su fracaso está cantado, de allí el nerviosismo, el desespero; no basta con huir hacia adelante, se agotó el tiempo y la paciencia, la ruta electoral continuará su camino indefectible.
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