(Estados Unidos, 19 de abril. Noticias24).-Mitch Hunter ha roto su silencio. La segunda persona en recibir un trasplante de cara completo en Estados Unidos ha decidido contar su historia de superación en el quinto aniversario de la operación. Ahora, a sus 35 años, ha ganado en seguridad, disfruta de su hijo y afirma sentirse como un joven veinteañero.
La vida de Hunter cambió radicalmente una fatídica noche de 2001 en Carolina del Norte. Este hombre, un soldado natural de Indiana, vio como una mujer chocaba con su vehículo contra un poste eléctrico. No dudó en actuar y logró salvarle la vida a la conductora, pero él se electrocutó. Durante aproximadamente cinco minutos, 10.000 voltios le abrasaron la pierna izquierda y la cara.
Perdió la extremidad y su rostro quedó completamente desfigurado. A partir de ahí le tocó pasar por un calvario sometiéndose a múltiples operaciones en la cara. Aunque no eran del todo satisfactorias ni estética ni funcionalmente. Verse como un “monstruo” le provocaba depresión. Salir a la calle con su hijo le suponía un suplicio al centrar la atención de la gente.
En 2011 decidió dar el paso y convertirse en la segunda persona del país que recibía un trasplante de cara. Desde entonces la vida de Mitch Hunter ha ido mejorando día a día. Cinco años de tratamientos han conseguido que tenga una nueva vida con el rostro de un donante y ahora ha decidido dar a conocer su historia.
“Miro hacia atrás y veo la operación como algo que me hizo más fuerte. Claro que me gustaría recuperar mi cara y mi pierna, pero sin todo este proceso yo no sería quien soy hoy en día. Mi accidente fue algo que me hizo más fuerte”, cuenta en una entrevista a un medio estadounidense.
No tiene reparos en recordar lo traumático que era para él su cara deformada. “Imagine lo que es entrar en una habitación y ver como todo el mundo te mira. Eso ocurría cada día. Ahora es mucho más fácil salir en público y disfruto llevando a mi hijo al cine, algo que antes no hubiera sido posible”, explica.
Gracias a los tratamientos y al éxito de la operación, la cara trasplantada es completamente funcional. “Siento calor, frío, cosquillas o dolor. Tengo tacto. Lo siento todo, hasta cuando alguien me besa la cara. También cuando me toco la barba puedo notar la sensación de debajo de la piel”.
Aún no está todo el tratamiento completado. Todavía debe viajar a Massachusetts dos veces al año para controlar su evolución, pero está muy satisfecho con los resultados: “creo que ha sido un viaje duro, pero asombroso”.
Ahora tiene un trabajo a tiempo completo como mecánico e incluso se anima a mandar un consejo a la sociedad: “Me gustaría decirle a la gente simplemente que no se preocupen por las pequeñeces. Hay que vivir la vida. Decidle a los seres queridos que los aman porque nunca se sabe cuando te los pueden arrebatar.
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