La misteriosa Tiahuanaco: ¿una ciudad construida por
gigantes? – Parte I
Tiahuanaco es, sin duda alguna,
uno de los conjuntos arqueológicos más enigmáticos de la América preincaica.
Situado en pleno altiplano boliviano, se halla muy próximo a las profundas
aguas del Lago Titicaca, el lago navegable a mayor altura del
mundo. Existen muchas contradicciones con respecto a sus orígenes. La tesis
mejor aceptada nos dice que Tiahuanaco no fue más que una pequeña aldea que
creció a orillas del Lago Titicaca. Sin embargo, si eso fue así, ¿cómo es
posible que las ruinas recuperadas hasta ahora se hallen esparcidas ocupando
áreas kilométricas?
Pero si los orígenes de esta
civilización son misteriosos, también lo es su final: desaparecieron sin dejar
rastro. Es decir, su desaparición aparentemente se produjo de forma brusca
entre los años 1000 y 1200 de nuestra era, sin que existan motivos concretos
para ello. Es como si, simplemente, abandonasen sus ciudades y se fuesen. ¿A
dónde? No lo sabemos. De hecho, incluso dejaron inconclusos algunos edificios
que se encontraban en pleno proceso constructivo. Es más, ni siquiera el nombre
de Tihahuanaco es el nombre original, ni de la ciudad ni de la cultura, puesto
que de ese modo es como los bautizaron los incas, que llegaron después.
La famosa “Puerta del Sol” de Tiahuanaco (Flickr)
TIAHUANACO, CULTURA MADRE DE AMÉRICA
La Cultura Tiahuanaco está
considerada por algunos especialistas como la cultura más antigua de la América
pre incaica, por lo que también se la denomina como la cultura madre del
continente americano. Para otros fue la capital de un antiguo imperio megalítico
o de un gran imperio que se expandió por todos los
Andes Centrales. En todo caso, también fue la cultura más longeva
puesto que según los indicios descubiertos hasta el momento, sus orígenes se
remontan hasta, posiblemente, el año 2000 AC. Aunque, precisamente, las fechas
de nacimiento de esta cultura son uno de los mayores misterios que entraña.
Durante su mayor apogeo abarcó un territorio que se extendía por áreas
pertenecientes a los actuales Bolivia, Perú y Chile. Tiahuanaco, capital del
reino y centro religioso principal, llegó a superar los 5 kilómetros cuadrados de
extensión con una población estimada de unos 40.000 habitantes.
Tiahuanaco, según los
arqueólogos, estaba constituido como una teocracia, es decir, dirigida por una
élite sacerdotal. A partir de los siglos I y II comenzó a crecer y entre los
siglos II y VIII se expande mucho más gracias, precisamente, a la fuerza de su
religión. Pero su mayor desarrollo llegará a partir del siglo VIII, cuando su
dominio del bronce les dota de una notable superioridad militar sobre el resto
de culturas vecinas. Hacia nuestro año 1000 habría alcanzado su máximo apogeo,
dominando un territorio de más de 500.000 km cuadrados y disfrutando de una
capital donde algunos arqueólogos aseguran que pudieron vivir más de 100.000
personas.
Escaleras de acceso a una de las ruinas de Tiahuanaco
CIUDAD DE MÍTICOS GIGANTES
Su economía se basaba en la
típica agricultura de los valles andinos y en la ganadería de llamas y alpacas.
El maíz a nivel alimentario y las hojas de coca, imprescindibles para soportar
la altura y la consecuente escasez de oxígeno, eran elementos básicos en su
vida diaria. La hoja de coca, junto con otras sustancias, también era utilizada
en sus rituales religiosos. Su dios principal era llamado “el Señor de los
báculos” y según parece era aún más antiguo que la propia cultura
tiahuanacota. Su mejor representación aparece sobre la Puerta del Sol y
se le ofrecían sacrificios de todo tipo: desde animales hasta humanos, adultos
o niños.
La ciudad, tal y como pueden
comprobar sus actuales visitantes, poseía una compleja planificación
urbanística y disfrutaba de una red de “alcantarillado” a base de canales que
la recorrían por entero para evacuar las aguas procedentes de la lluvia, así
como las residuales de las viviendas. Pero lo que más llama la atención son los
grandes bloques de andesita, una piedra volcánica muy abundante en los Andes,
de los que recibe su nombre.
Imagen panorámica del interior
del templete semisubterráneo del centro urbano (Flickr)
En Tiahuanaco existen bloques que
superan las 100 toneladas de peso. ¿Cómo es posible que los moviesen y
trasladasen hasta la ciudad desde orillas del Lago Titicaca, de donde se supone
que los extraían, en trayectos de entre 10 y 300 kilómetros, cuando además en
ese área no existen árboles cuyos troncos puedan hacer de rodillos? Otro nuevo
misterio sin respuesta posible.
Cuando los incas aparecen en
escena, Tiahuanaco ya estaba en ruinas. Es de los propios incas de donde
procede el mito que sitúa los orígenes del hombre en las cercanías del Lago
Titicaca. Según los incas el dios Viracocha, un dios blanco y con barba creador
del Universo, tras crear el mundo habría viajado por toda la Tierra enseñando a
vivir a los hombres. Pero antes de la existencia del hombre, Viracocha también
habría creado un mundo oscuro, habitado por gigantes a los que primero esculpió
en piedra. Existen diferentes versiones sobre el resto del mito. Unas cuentan
que los gigantes desobedecieron a Viracocha y éste los volvió a transformar en
piedras en lugares como Tiahuanaco, siendo sumergidos luego por una inundación provocada
por Viracocha, de la que sólo sobrevivieron un hombre y una mujer, quienes
fueron transportados hasta la morada del dios en Tiahuanaco. La ciudad, por
tanto, habría sido construida por los gigantes, mientras que el lago Titicaca
sería lo que quedó de dicha inundación.
El Señor de los Báculos, dios
supremo de Tiahuanaco (Flickr)
EL CENTRO URBANO
Situado sobre la orilla oriental
del Lago Titicaca, a casi 3.000 metros de altitud, su centro urbano giraba en
torno a un impresionante complejo ceremonial cubierto de piedras, perfectamente
talladas y decorado con colosales esculturas, ocupando cerca de 4 kilómetros
cuadrados. Rodeando al centro ceremonial y administrativo se levantaba otro de
carácter residencial cuya extensión ocupaba más de 50 hectáreas.
El centro de Tiahuanaco se diseñó
en torno a dos avenidas principales alineadas por templos elevados sobre
plataformas, residencias de la élite social y enterramientos varios. El templo
más alto, Akapana, posee una plataforma de 200 metros de lado y alcanza
los 15 metros de altura. En sus proximidades destaca el templo Kalasasaya,
de menor tamaño y en cuya cima se construyeron pequeños santuarios. En la
entrada noroeste al Kalasasaya se ubica la famosa e imponente Puerta
del Sol. Otros edificios a destacar de este antiquísimo centro urbano
serían el “Palacio de los Sarcófagos” o «Putuputuni», lugar de entierro
de las altas personalidades, el templete semisubterráneo y la gran pirámide
de Pumapunku.
Monolito Fraile con Akapana al fondo
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