DA QUE PENSAR
Recibo la llamada y me dice, "¿te acuerdas de mí? soy "el químico" de nuestra época en la UCV, cuando tú también eras rojo-rojito". Inmediatamente atajo recuerdos, obvio el sarcasmo, y traigo a mi memoria al camarada de los viejos tiempos, él en Ingeniería y yo en Economía. Me dice que le urge hablar conmigo. Nos citamos. "De Sordo a Peláez, en el café de la esquina, a las 10:00 de la mañana". Lo recojo y le pregunto qué adónde vamos, porque presumía que iba a ser una cháchara por allí cerca. Me pide que enrumbe hacia la Cota Mil. Mientras, me dice que Dolores, una importante camarada del proceso, quiere hablar conmigo en su apartamento, sito en La Castellana. Yo le digo que no creo que el gobierno me siga, que, a lo más, debe tener grabaciones telefónicas; él me responde: "no tengo temor de que sigan a ti sino a mí... hay demasiada paranoia interna en relación con posibles saltos de talanquera. No es mi caso ni jamás lo será, pero los camaradas de in