DEVALUACION DEL BOLÍVAR EN LA ERA ROJA
Nuestro
país perdió su estabilidad monetaria a raíz de la estatización de la industria
petrolera en 1976. Eliminado el patrón oro de la moneda como consecuencia del
final de los acuerdo de Bretton Woods de 1944, y a partir del primer gobierno
de Carlos Andrés Pérez, el Estado venezolano se apoderó de casi la totalidad de
los ingresos en divisas por exportación de crudos y del manejo de la industria.
De esta manera el sector estatal concentró en sus manos dos cosas. Los dólares
y la atribución, a través del Banco central de Venezuela, de decidir cuánto
valen esos dólares en bolívares.
LA ECUACIÓN LETAL
Contando ahora con ingresos en dólares y manteniendo sus gastos
en bolívares, el incentivo para devaluar ha sido demasiado poderoso para
nuestros gobernantes. Todo esquema fiscal tiene un componente de ingresos y
otro componente de gastos. En la práctica, el Estado en Venezuela funciona
internamente haciendo uso de dos tipos de moneda, el dólar y el bolívar, sólo
que el dólar lo utiliza para los efectos de su ingreso y el bolívar para los
efectos de su gasto. Como lo que importa son los ingresos ya que de ellos
depende la capacidad de gasto, a los gobiernos sólo les importa el bolívar en
lo que respecta a la variable de su gasto. ¿Qué mejor cosa que tener
compromisos a los cuales hay que honrar con una moneda débil y que se devalúa
mientras que mis ingresos los tengo en una moneda fuerte que preserva su valor?
Una ecuación monetaria perfecta para quien la disfruta, pero letal para quien
la padece. De esta forma el bolívar carece como moneda de dos funciones
fundamentales, pierde atractivo como instrumento de ahorro y como herramienta
de inversión, lo cual es básico para que toda economía crezca.
La consecuencia directa de todo esto es que el bolívar sólo
sirve para consumir, sin que antes haya producción alguna. Esta ecuación
monetaria opera en sentido inverso para los ciudadanos comunes y corrientes.
Los venezolanos tenemos, en una enorme mayoría, ingresos en bolívares pero
nuestros gastos son en dólares ya que los precios de los bienes y servicios que
consumimos y usamos están dolarizados desde hace tiempo. Aproximadamente un 30%
de los bienes finales que se demandan en el país son importados y un alto
porcentaje del 70% restante requiere la incorporación de insumos importados
para su elaboración por parte de la industria nacional En definitiva: Los
gobiernos tienen ingresos en dólares y gastos en bolívares, lo que se traduce
en devaluación, pero los ciudadanos tienen ingresos en bolívares y gastos en
dólares, lo que produce pobreza.
En la practica la estatización de la industria petrolera
permitió que los gobiernos de turno gastaran por encima de su capacidad de pago
y al ser los dueños directos de la mayoría de los dólares que ingresan a la
nación a través de PDVSA, devalúan sucesivamente nuestro signo monetario (más
bolívares devaluados por la misma cantidad de dólares) para cubrir el déficit
fiscal que provocaron por su derroche.
LA CAÍDA DEL BOLÍVAR FUERTE
Este gobierno ha devaluado en el pasado varias veces. Encontró
la divisa norteamericana en bs 570, o bs 0,57 bolívares de los nuevos en 1999 y
la llevó a 2.150 bolívares de los viejos o a bolívares 2,15 de los nuevos en el
año 2005. Recordemos que el enero de 2008 el BCV hizo efectiva una reconversión
monetaria que le eliminaba tres ceros a la moneda para llamarla desde entonces
“bolívar fuerte”. De esta forma se intentó dar la sensación de una revaluación
de nuestro signo monetario.
Desde el 2005 hasta enero de 2010 se mantuvo este tipo de cambio
de bs 2,15 por dólar y no devaluó oficialmente. Pudo evitar esa decisión
realizando una devaluación encubierta mediante diferentes mecanismos como la
reducción de los cupos de CADIVI, la venta de dólares en el mercado paralelo y
mediante la emisión de bonos de deuda pública denominados en dólares y
pagaderos en bolívares con una prima para su adquisición. De esta forma
conseguía más bolívares por las divisas de PDVSA. En definitiva la llamada
“ecuación de la pobreza” de tener ingresos en dólares y gastos en bolívares,
seguía operando igual pero haciendo usos de otros medios. Esto le dio durante
un tiempo un margen de maniobra al Ejecutivo que se agotó el viernes 8 de enero
de 2010 cuando devalúo a 4,30 bolívares por dólar, colocando durante un año un
dólar provisional a bs 2,60 para las importaciones más básicas, pero sólo hasta
el 31 de diciembre de ese mismo 2010, cuando quedó un solo tipo de cambio
oficial. En otras palabras, en aquella oportunidad la devaluación fue de 100% y
aquel bolívar fuerte creado en 2008 tuvo una estrepitosa caída sólo dos años
después.
MENOS RICO O MÁS POBRE
En definitiva hemos desembocado en lo mismo que ocurrió el
viernes 18 de febrero de 1983, luego de la bonanza petrolera que antecedió
aquella fecha. Ese día desapareció la estabilidad monetaria que el país había
mantenido por décadas. Desde 1933 hasta 1983, es decir, durante medio siglo,
nuestra moneda se devaluó sólo en un 30%. Fue el fin de la paridad de bolívares
4,30 por dólar Ese fue el primer viernes negro en la vida económica de los
venezolanos .Durante la presente administración y después de haber recibido más
de 400 mil millones de dólares sólo por concepto de ingreso fiscal provenientes
del sector de los hidrocarburos y con un repunte del precio del petróleo a más
de 108 dólares por barril, las autoridades monetarias y el Ejecutivo Nacional
se ven obligados nuevamente a devaluar, esta vez en un 46,5%, al pasar el
bolívar de 4,30 por dólar a 6,30. Esto quiere decir que de la noche a la
mañana, si usted tiene ingresos u ahorros en bolívares, se hizo 46,5% menos
rico de la que es o 46,5% más pobre de lo que ya era. Así de simple.
Esta administración de la era roja ha tenido en 14 años cuatro
viernes negros. El del pasado viernes 8 de febrero es el cuarto ocurrido bajo
el mismo gobierno. Es importante no olvidar su primer viernes negro, el que se
produjo el viernes 14 de noviembre de 2003 cuando por primera vez en la
historia monetaria de Venezuela, un bolívar compró menos de un peso colombiano
(0,98 centavos de peso del vecino país) en la frontera. Hoy esa paridad peso
bolívar es aun más desventajosa para nuestra maltratada moneda El segundo
viernes negro de la era roja ocurrió el viernes 6 de febrero de 2004 cuando la
paridad cambiaria pasó de 1.600 bolívares por dólar a bs1.920, o de bs1,60 a
bs1,92 de los nuevos. El tercero aconteció el viernes 8 de enero de 2010 cuando
se pasó de bs 2,15 a bs 4,30 por dólar y el más reciente el que se anunció el
viernes previo al pasado asueto de carnaval.
¿CUANTO VALE UN DÓLAR?
La decisión de repatriar el oro venezolano a las bóvedas del BCV
y de colocar el resto de ellas en bancos de China, Rusia y Brasil, se ha
justificado en razón de la turbulencia económica y financiera que afecta a
EE.UU y a la Unión Europea. Pero realmente de quien hay que proteger las
reservas internacionales del país no es de la turbulencia financiara y
económica que afecta a EE.UU y Europa, sino de la turbulencia que provoca el
propio gobierno venezolano con su poco ortodoxo manejo monetario. Con la
reforma a la Ley del BCV ocurrida en el año 2005 y con las otros cambios
posteriores que se efectuaron en la legislación que regula en el ente emisor,
se creo el concepto de reservas monetarias excedentarias, lo cual permitió y
permite desde entonces, disponer de estos excedentes para alimentar al Fondo de
Desarrollo Nacional, FONDEN. Desde el referido año, bajo el esquema de establecer
un tope óptimo de reservas, el ejecutivo ha retirado 40 mil millones de dólares
considerados excedentarios del BCV, restándole respaldo al bolívar. Si no se
hubiese echado mano de las reservas, en este momento su monto sería, no de
28.800 millones de dólares, sino de cerca de 70 mil millones de dólares, lo
cual hubiera permitido que hoy tuviéramos un tipo de cambio real mucho más
cercano al tipo de cambio nominal y por lo tanto una mayor solidez de nuestro
signo monetario.
Todo el mundo en Venezuela estaba pendiente de lo que iba a
pasar con el dólar. La devaluación de nuestro signo monetario parecía
irremediable. El viernes 8 de febrero de 2013 se materializó lo que se temía,
ya que el precio de bs 4,30 en la convertibilidad dólar-bolívar, era absolutamente
artificioso. En términos económicos y monetarios existe algo llamado el tipo de
cambio implícito que consiste en dividir la cantidad a la que asciende la
liquidez monetaria ampliada que tiene el país en este instante, es decir, 715
mil millones de bolívares fuertes, entre los 28.800 mil millones de dólares de
las reservas monetarias internacionales que tenemos al día de hoy. Al hacer
esta operación tenemos una paridad cambiaria equivalente a 25 bolívares por
dólar. ¿Qué quiere decir esto? Simplemente que para que la totalidad de la
liquidez monetaria venezolana estuviera respalda a un tipo de cambio de bs 430,
tendrían que existir reservas monetarias internacionales en posesión del BCV
equivalentes a más de 150 mil millones de dólares. Antes de la devaluación del
viernes 8 de febrero, dada la relación existente entre la cantidad de liquidez
y la cantidad de reservas, los bolívares que las personas tienen depositados en
un banco, los que llevan en sus carteras, en sus bolsillos o que guardan debajo
del colchón, sólo están respaldados en una sexta parte de su valor.
Teniendo en cuenta la referida realidad monetaria, el verdadero
precio de un dólar en Venezuela no era de bs 4,30, sino uno más cercano a lo
que indica el llamado tipo de cambio implícito. La devaluación a bs 6,30 por
dólar, es sólo un pequeño ajuste que eventualmente pronostica que se haga otra
devaluación durante el transcurso del presente año y a principios del 2014. En
tal sentido a la hora que haya que devaluar se tendrá que hacer nuevamente en
un alto porcentaje, ya que el topo de cambio de equilibrio, según los expertos
monetaristas se ubica en unos 10 bolívares por dólar. Mientras tanto, desde
1983 al día de hoy, nuestra moneda se ha devaluado de manera nominal en casi
150.000 % y en aproximadamente 300.000% de manera real. Pareciera la historia
de nunca acabar.
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